Pese a la actual tendencia global a la baja, la delincuencia organizada prevé recuperar sus niveles en 2022. Las carreteras europeas sufrirán los efectos secundarios de la escasez de aparcamientos seguros, el exceso de nuevos controles fronterizos – como los implantados por el Brexit – y, sobre todo, del ya conocido como robo ‘habilitado por internet’.
Los profesionales de la industria han sospechado durante mucho tiempo que el año pasado probablemente habría sido el más alto en los registros en cuanto al robo de mercancías por carretera a nivel mundial. Sin embargo, los delitos transfronterizos se vieron obstaculizados por las cuarentenas.
Thorsten Neumann, presidente y director ejecutivo de Transported Asset Protection Association (TAPA) EMEA, aseguró en primavera que era difícil realizar una comparación con años anteriores y, aun así, 2020 alcanzó la segunda tasa más alta de incidentes en los 24 años de historia de TAPA.
La calma antes de la tormenta
“En este momento, en el panorama mundial, la frecuencia del robo de carga parece haber disminuido en comparación con el año pasado”, aclara la aseguradora TT Club. Sin embargo, según Mike Yarwood, director de prevención de pérdidas, “lo peor está por venir”.
“Todavía estamos desesperadamente escasos de buenas instalaciones de estacionamiento que, junto con el auge del comercio electrónico – traducido en más consumibles y bienes en movimiento – hacen de la carretera, con mucho, el modo de transporte más vulnerable”.
En esta línea, la escasez de conductores en Europa también tendrá su reflejo en esta previsión, ya que más empresas relajaran sus procedimientos de inspección con la esperanza de contratar a más conductores.
Del oportunismo a la planificación: el robo habilitado por internet
Según los expertos, esta podría ser la tormenta perfecta para el auge del robo de carga, impulsada por un aliado que, en malas manos, es capaz de poner en jaque a las redes terrestres.
“Hubo un tiempo en el que esta actividad delictiva era oportunista, pero a día de hoy, el panorama ha cambiado. Internet ha abierto una nueva puerta a los ladrones. No se trata de un delito cibernético, sino de los datos que compartimos y conservamos a través de la red, que son accesibles y muy valiosos en las manos equivocadas. Las bandas ahora están más organizadas, saben exactamente qué se está moviendo y cuando, estando casi un paso por delante”, explicó Stephen Paul Bacot, gerente de landrisk en Risk Intelligence.