El Banco de España ha hecho públicas sus primeras proyecciones macroeconómicas del año. En ellas, la entidad rebaja sus previsiones de crecimiento para la economía de nuestro país este año (que sitúa en un 4,5 por ciento: un 0,9 por ciento por debajo de las que publicó el pasado mes de diciembre y un 2,5 por ciento menos que las pronosticadas por el Gobierno).
Este primer informe trimestral del año viene marcado especialmente por la crisis geopolítica provocada por la guerra Ucrania-Rusia, cuyo impacto macroeconómico más intenso -y así se puede leer en el mencionado documento-, «se observará en el segundo trimestre del año».
Y es que, la incertidumbre, instalada en los mercados, también ha desembocado en una «merma de confianza» que, tal y como confiesan fuentes del Banco de España, «afectará negativamente en las decisiones de gasto de hogares y empresas».
Guerra Ucrania-Rusia: consecuencias que persistirán
A esta ‘crisis’ de confianza que, por lo menos, durará hasta el segundo semestre del año, se suman tres consecuencias del conflicto bélico que afectarán a la economía española:
- Los precios de las materias primas continuarán en alza: El informe del banco subraya que «la guerra impacta sobre la actividad económica a la baja, y sobre las dinámicas de precios a la alta a través de diversos canales, especialmente, el del mercado de materias primas». Rusia y, en menor medida, Ucrania tienen una cuota muy elevada en la producción mundial de petróleo y de gas, así como de algunos metales (como es el caso del aluminio, tan importante para el sector HVAC). Además -se añade en el documento del Banco de España-, «una hipotética disminución o un corte en el suministro de gas ruso a Europa tendría probablemente efectos negativos muy intensos sobre la actividad económica del continente, dada la dificultad para reemplazar estos insumos en el corto plazo».
- Persistencia de los cuellos de botella en la cadena de suministro global: En consecuencia a todo lo anterior, este segundo trimestre del año, seguiremos asistiendo a problemas en la cadena de suministro a nivel global que, con el conflicto entre Ucrania y Rusia, han empeorado. Una de las principales fuentes de incertidumbre para la entidad financiera española es «la evolución de estos cuellos de botella en las cadenas globales de producción y suministros».
- La ‘carrera’ inflacionista: Las tasas de inflación ya estaban en alza, antes del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, aclara la entidad; «impulsadas, sobre todo, por la persistencia de los cuellos de botella en las cadenas globales de valor y por el aumento en los precios de la energía. Pero, la guerra ha supuesto una considerable perturbación para los precios de las materias primas, lo que podría contribuir a una mayor persistencia del repunte inflacionista actual». Eso sí -puntualiza- «este episodio seguiría presentando una naturaleza eminentemente temporal».
En concreto y con respecto a las previsiones inflacionistas, el Banco de España que la inflación crezca en 2022 hasta un 7,5 por ciento, pero que en los dos próximos años se revierta este efecto y descienda hasta un 1,6 por ciento de inflación prevista para 2024.