Maersk, grupo de transporte marítimo de mercancías, ha anunciado que ha cerrado el año 2021 con unos resultados que califican de récord de 15.710 millones de euros y unos beneficios seis veces superiores a los del ejercicio anterior, gracias al aumento de los fletes por el repunte de la demanda y la escasez de contenedores.
El grupo danés sextuplicó el beneficio, hasta 17.942 millones de dólares (15.710 millones de euros), tras facturar 61.787 millones de dólares, un 55 por ciento más.
Son totalmente opacas
A nadie le extrañan estos resultados. La situación financiera de las compañías navieras no puede ser mejor y así lo explica Jordi Espín, secretario general de Transpime, en su podcast “Pronóstico sobre la problemática de los contenedores y la subida del precio de los fletes”, publicado en el área de Logística de C de Comunicación, en el que asegura que, “con un margen de beneficio del 56 por ciento de margen operativo, las navieras han conquistado partes del mercado que antiguamente no eran suyas. Están haciendo una integración vertical y absorbiendo transitarios y transportistas. Y si antes llegaban hasta el puerto, ahora el tentáculo de la naviera llega hasta la puerta del cargador. Y el cargador no puede escaparse de utilizar el servicio de la naviera”.
Además, afirma que “se ha creado una alianza de compañías marítimas, concretamente tres, que dominan el 75 por ciento del mercado, con unas condiciones de opacidad que el regulador, la CE, permite que ocurra porque considera que la industria marítima europea es de las punteras en el mundo. En el ránking mundial, las cinco primeras navieras son europeas y por tanto, la Comisión europea las protege con regulación y se generan unos intereses que son lesivos para los usuarios del transporte de mercancías marítimas”.
Las navieras están ensimismadas en su burbuja de crear beneficio y de que ellas son las dueñas del mar, sin pensar en que detrás, hay muchas más cosas.
«También nos quejamos del apagón informativo de las navieras. Están tan protegidas que no salen nunca a explicar nada. Cuando se les pregunta por el caos contestan que no hay conductores, y cuando llegamos a los puertos, los contenedores quedan colapsados porque no hay conductores. ¿Pero realmente faltan conductores?», subraya Espín.